AMANECES
Como
ahumados, doloridos pensamientos,
cabizbajos,
preámbulos soñolientos,
allá
vamos recorriendo las páginas,
en
el hoy, cual devenir encrespado.
Deja
ya de plañir las cuatro esquinas,
que
nadie diga más “se muere el rostro”,
por
el camino deja ídolos abandonados,
al
son de tus palabras los rastrojos.
Oh,
cuan bello amaneces en tu ferial,
la
cúspide benigna del aplomo,
sentirte
Vallejo, fraseando triste,
y
comprender tu pluma siempre genial.
Revivimos
muertos hoy tu vida,
en
versos que atestiguan tesitura,
abraza
delirio, ardiente capicúa,
encumbrando
poética instruida.
A
César Vallejo.
Por
siempre.
En
presente.